“Giselle”, una historia de amor que trasciende a la muerte

“Giselle”, una historia de amor que trasciende a la muerte ,Ballet en el Teatro Municipal de Lima 

¿Puede alguien morir de amor? A lo largo de los siglos, muchos poetas nos han dejado cientos de historias, en su mayoría, con finales felices. Sin embargo, en la danza clásica, “Giselle”, el ballet romántico por excelencia, nos lleva a conocer a una hermosa joven que muere por amor y cuya alma vaga sin descanso en busca del ser amado.

Esta obra, en dos actos, que nació en Francia fruto de la inspiración de Teophile Gautier, con musicalización de Adolph Adam, es uno de los pocos  ballets que ha  sido ofrecido al público en forma continua desde su estreno, en junio de 1841, en la Opera de París, manteniendo gran parte de su melodía original, así como la coreografía de sus creadores, Jean Coralli y Jules Perrot.

Para el segundo acto, tan etéreo y sublime, Gautier se basó en la novela “De Alemania” de Henirch Heine, donde las Willis, personajes fantasmales y místicos, representan los espíritus de las jóvenes que, estando enamoradas, murieron por haber sido traicionadas por sus novios infieles, y quienes a través de un original ritual, obligan a danzar a los infieles, hasta provocar su muerte antes del amanecer.

A punto de cumplir 176 años desde su estreno, “Giselle” sigue sobreviviendo, por su gran calidad, a las diversas vicisitudes de gustos y modas, y representa para la danza, lo que Hamlet para el teatro, pues la acción dramática es tal que los bailarines además de su capacidad técnica, deben ser también magníficos actores.

Por todo lo que significa “Giselle”, el Ballet Municipal de Lima, vuelve a poner este ballet en escena, desde el 15 de abril hasta el 1 de mayo, en el Teatro Municipal de Lima, luego de casi once años de su última presentación.

Su historia nos introduce al mundo de una inocente joven campesina, enamorada de Loys, un supuesto aldeano, aunque este es en realidad el príncipe Albrecht, quien está comprometido con la princesa Bathilde. Al descubrirse esta mentira provocará una gran tragedia pues, el frágil corazón de Giselle no podrá resistirlo, convirtiéndose en una Willi.  Aquí la muerte trasciende a lo sobrenatural con el baile de las Willis. ¿Podrá el espíritu de la joven enamorada perdonar y salvar al amante que la traicionó?

Giselle será interpretada por las primeras bailarinas Luciana Cárdenas, Oriana Plaza y Viviana Gutiérrez; y el príncipe Albrecht será representado por los primeros bailarines, Román González Pardo y Brian Gómez.

Las entradas pueden adquirirse en Teleticket de Wong y Metro, además, se cuenta con la promoción  2 x 1 en las localidades de galería y cazuela los días jueves y viernes, y los niños menores de 12 años tienen 50 % de descuento en las entradas a cualquier localidad. Para mayor información, visite la página web www.balletmunicipal.com

El Ballet Municipal en coproducción con la Municipalidad de Lima y la Universidad César Vallejo, seguirá trabajando en favor de la cultura y con el objetivo de llegar, cada año, a más personas en los distintos puntos del país.

Giselle 

Primer Acto

La historia se desarrolla en el tiempo otoñal de la vendimia, en una aldea situada en un valle cercano al río Rhin. Hilarión es un guardabosques enamorado de Giselle, una bella e inocente campesina.  Sin embargo ella ama a Loys, un supuesto aldeano, joven apuesto, que se hace pasar por un vendimiador para poder conquistarla, siendo en realidad el duque Albrecht, de Silesia.  Este, pronto se casará con la  princesa Bathilda pero antes desea vivir una aventura amorosa con la ingenua y cándida Giselle. Hilarión intenta convencerla del engaño, pero no lo consigue.

La corte del príncipe de Courtland, regresando de una cacería, hace un alto en el camino en la casa de Giselle, para comer y beber, Bathilda la hija del príncipe y prometida del duque, se impresiona por el encanto de Giselle, a quien le ofrece un obsequio, sin saber que ambas aman al mismo hombre. Albrecht, se esconde de inmediato para ocultar a Giselle su engaño.

La dulce Giselle adora bailar pero su madre Berther, no se lo permite debido a su frágil salud, por temor a que muera antes de casarse. Ello la convertiría para toda la eternidad en una de las willis, blancos espíritus femeninos que vagan por el bosque a media noche como fantasmas, atormentando a los hombres que se pierden en la espesura. Pero cuando en la fiesta de la vendimia Giselle es elegida reina, baila con permiso de su madre ante todos los presentes.

El celoso y vengativo Hilarión aprovecha para desenmascarar a su rival. Puesto en evidencia, el duque declara que solo pretendía divertirse un rato y se marcha despreocupadamente con la princesa. Giselle cae en un estado de demencia tras comprender que su amor ha sido traicionado. Danzando expresa su locura hasta que, su delicado corazón se rompe y cae muerta en brazos de su madre. El duque Albrecht, que ha regresado a la aldea arrepentido de su desleal comportamiento, contempla desolado el trágico desenlace que ha provocado con su inconsciencia.

Segundo Acto

Hilarión abrumado por el remordimiento de sentirse responsable de muerte de la joven, acude al bosque en busca de la tumba de su amada Giselle,  cuando es sorprendido en mitad de la noche por la llegada de las Willis, quienes lo acorralan, y cuya reina Myrtha, ordena que den inicio al ritual de la venganza, obligándolo a bailar hasta morir. Mientras tanto, también el duque Albrecht intenta encontrar el lugar del postrero reposo de Giselle para implorar su perdón por el engaño.

El espíritu de la joven se materializa, conmovida por su arrepentimiento e intenta prevenirle para que se marche y, aunque las iracundas Willis, sin piedad intentan acabar con su vida, la fuerza del amor de Giselle, más poderoso que la muerte, protege a Albrecht dándole su aliento y haciéndole resistir vivo hasta la llegada del alba, cuando los espíritus malvados desaparecen.

Giselle tiene que despedirse de su amado para siempre, Albrecht trata inútilmente de retenerla pero ella tiene que seguir su triste destino. El sacrificio de Giselle otorga a su alma el premio del descanso eterno.