Conciertos sinfónicos y recitales más cortos para que no
sean necesarios descansos, distancias de un metro y medio como mínimo entre los
músicos, bailarines con el pelo recogido siempre, maquilladores con pantallas
faciales, desinfección continua de teatros y salas de ensayos… Esta es la “nueva
normalidad” que imperará en los teatros y auditorios españoles a partir de
ahora, según la guía de buenas prácticas que ha elaborado el Instituto Nacional
de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) en colaboración con 14
asociaciones del sector, con el visto bueno de los ministerios de Sanidad y
Trabajo. No es un documento vinculante, pero será una referencia clave para el
sector, que está retomando ya lentamente la actividad y que demandaba la
unificación de medidas en toda España, para facilitar las giras y el movimiento
de los espectáculos dentro del país, sin tener que adaptarse cada vez a
normativas regionales distintas, con los costes adicionales que eso supondría.
Recoge medidas para los espacios cerrados de teatros, auditorios y recintos
líricos, así como espectáculos de calle.
La guía recoge al detalle qué medidas deberían establecerse
según el tipo de espectáculo, tanto durante los ensayos como en el desarrollo
de las funciones. Es decir, incumbe tanto al personal artístico, técnico y
administrativo de los teatros y compañías como al público.Para los montajes
teatrales, por ejemplo, se tiene en cuenta que la mayoría de las obras que se
representan no permiten que los actores mantengan las distancias de seguridad
en el escenario, por lo que se recomienda una evaluación previa de riesgos
adaptada a cada producción, con reconocimientos médicos obligatorios a los
artistas. Se aconsejan también mascarillas quirúrgicas y mascarillas FFP2 para
el personal de peluquería y sastrería, mascarillas FFP3 o pantallas faciales
para el de maquillaje. En el caso de los espectáculos de calle en movimiento,
se sugiere ampliar sus recorridos para redistribuir al público a lo largo del
itinerario. En las producciones de danza, que suelen requerir el contacto
físico de los intérpretes en el escenario, debería hacerse también una
evaluación de riesgos específica en cada caso y se recomienda, entre otras
cosas, que los bailarines lleven el pelo recogido y que los fisioterapeutas
usen mascarillas FFP2. En los espectáculos de circo se deberá evaluar la no
utilización de mascarillas o guantes durante los ensayos, entrenamientos o
funciones por parte del elenco artístico debido al riesgo de accidente.
En el apartado musical, se recomienda reducir la duración de
los conciertos a un máximo de 60-80 minutos sin pausa y sólo con paradas
técnicas para evitar descansos. Si no es posible, la pausa deberá realizarse
garantizando el tiempo suficiente para el desalojo y reingreso del público con
seguridad y distanciamiento. Debería haber una distancia 1,5 a 2 metros entre
los músicos y estudiar un plan específico en cada caso para los coros, que
suelen ser muy numerosos. Los materiales de ensayo deben ser de uso individual:
atriles, partituras, sillas y banquetas. En los montajes líricos se recomienda
la reordenación o redimensionamiento del foso de orquesta. La guía no incluye
recomendaciones de aforos, pues es competencia de las comunidades autónomas
marcar las restricciones que considere necesarias en cada momento. Esta es una
de las grandes preocupaciones del sector, sobre todo de los teatros y
productores privados, que no ven viable la actividad si se obliga a reducir el
número de espectadores en los recintos.
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